Secciones sindicales

Secciones sindicales

El sindicalismo nació de las antiguas sociedades gremiales de resistencia y apoyo mutuo como organización obrera en defensa de los intereses de la clase trabajadora, de las condiciones laborales y de lucha contra el sistema capitalista, y por un modelo social más justo para las clases productivas, alienadas, dependientes de la clase capitalista y condenadas a la miseria o a la precariedad en su gran parte.

El capitalismo utilizó una fuerte represión (patronal, policial, judicial, penitenciaria o paramilitar) para destruir el sindicalismo. Sindicalistas, que además, como clase trabajadora, dependían para subsistir del capricho de los capitalistas de darles trabajo o no y pagarles o no.

Sin embargo, ni aun así lograban terminar con las reivindicaciones laborales. El capitalismo es un permanente e inevitable conflicto de intereses entre clases antagónicas: la parte que se llevan los capitalistas lo cobra de menos la clase productiva, y a la inversa. En economía básica: beneficios y costes, beneficios empresariales y gastos variables, que así es como se denomina en economía capitalista a las personas trabajadoras.

En esas condiciones propias del sistema capitalista, de tiranía del capital sobre el trabajo, siempre habrá, en mayor o menor grado una lucha o protesta obrera, mientras la gran parte de la sociedad dependa de un salario, que ni tan solo tiene garantizado, tenga que vender su vida, su tiempo, fuerza, conocimientos e inteligencia, para producir para un tercero que se apropia del fruto del trabajo, del que no tienen ningún control, ni qué producen, ni para quién, ni cómo, a menudo intoxicándose a sí mismo, o contaminando -sin poder hacer nada para evitarlo- su propio entorno de vida, fabricando objetos de consumo inútiles, o que en ocasiones, aunque los produzca, nunca los podrá disfrutar.

Con la aparición de los regímenes “democráticos”, donde la población gobernada legitima al Estado escogiendo sus propios amos políticos, el sistema capitalista entendió las grandes ventajas que le iba a reportar el trasladar ese mismo sistema electoral/parlamentario al mundo sindical. Por ello, todas las “democracias” capitalistas han impuesto ese sistema en el mundo laboral con las particularidades y denominaciones concretas de cada país.

Al fin y al cabo, se trata de la estrategia de “divide y vencerás”: el capitalista en lugar de enfrentarse a toda su plantilla, les obliga a escoger un/a trabajador/a (delegad@ de personal) o vari@s (comité de empresa, si la empresa o el centro de trabajo tiene más de 50 empleados). Est@s delegad@s van a tener una serie de privilegios: horas sindicales remuneradas que no tendrán que trabajar (pudiendo estar incluso completamente liberados de trabajar), protección frente al despido y poseerán en exclusiva el derecho de información y de decisión sobre el conjunto de condiciones laborales que afectan a toda la plantilla, y que por ley (al igual que en el parlamento político) solo ellos detentarán en nombre de todas.

Por supuesto, las horas sindicales (en función del número de plantilla) y las subvenciones o recursos con los que se dota a los sindicatos, pueden aumentar en función del grado de satisfacción que la empresa tenga con las acciones de dichos sindicatos subvencionados, al igual que sucede con los sobornos o favores a los delegados escogidos. Recordemos la máxima de “el poder corrompe”, y la patronal sabe agasajar bien, pues recursos no le faltan.

Por otra parte, con este sistema de elecciones y comités de empresa, se divide y enfrenta a los sindicatos que presentan candidaturas electorales, pues deberán competir con el resto por los votos y las plazas en el comité de empresa, para no desaparecer o perder recursos (liberados y subvenciones, ya que las subvenciones estatales se reparten en función del número de delegados obtenidos). La conveniente unidad obrera y sindical para lograr presionar a la empresa, que tiene todo el poder de decisión, queda rota en una batalla y competencia sindical.

Así se burocratiza inexorablemente a los sindicatos que participan de este sistema: los dirigentes sindicales son retribuidos, para pagar sus salarios requieren de subvenciones, y éstas a su vez dependen del número de delegados escogidos. Todos los sindicatos que reproducen este juego, por supuesto también la CGT, tienen “comerciales” que se dedican a captar personas para que se presenten con sus siglas y poder cobrar las consecuentes subvenciones.

Sin embargo, el efecto más pernicioso para la clase trabajadora, y por ello el más deseado por el capitalismo en este modelo sindical, es el de vaciar de sentido el sindicalismo: si ya hay un comité de empresa encargado de “defenderme”, de “preocuparse” por las condiciones de trabajo y de decidir en mi nombre, pues para eso los votamos y para eso tienen sus liberados, horas sindicales, etc., ¿para qué me he de organizar, afiliar, interesar o preocupar por ello? Se llega al extremo que muy a menudo ni tan siquiera los delegados de personal o miembros de comité de empresa por un determinado sindicato están afiliados.

Y la minoría que aún quiera luchar por mantener o mejorar las condiciones de trabajo, a menudo se debe enfrentar al comité de empresa, pues toda la información y el poder decisión están en su poder. Por ello, por norma general, los comités se prestan a firmar despidos colectivos, rebajas salariales, convenios regresivos, tolerar ilegalidades… La información y el poder decisorio está en sus manos y no en el conjunto de la plantilla, y la minoría con poder es fácil de ser presionada, coaccionada o comprada por la empresa, de la que no dejan de ser asalariados.

En último término, los sindicatos subvencionados a los que pertenecen los delegados de los comités de empresa, reciben enormes subvenciones de las empresas y de las distintas organizaciones patronales, y es difícil morder la mano que da de comer, y de los que dependen la gran parte de sus recursos y con los que poder seguir manteniendo a los dirigentes sindicales liberados.

En suma: las elecciones sindicales y los comités de empresa usurpan el poder de decisión del conjunto de la plantilla sobre sus condiciones de trabajo y su propio empleo, en favor de una minoría privilegiada y fácil de corromper o chantajear por parte de la empresa, permitiendo la pérdida de derechos y los despidos colectivos; dividen y enfrentan a los sindicatos por la caza del voto y de los delegados en los comités, a la vez que los burocratizan y hacen dependientes de las subvenciones del Estado y la patronal; y no menos importante, esa práctica de delegación y voto vacía los sindicatos y merma la lucha sindical.

Por todo ello, la CNT-AIT siempre se ha opuesto tanto a las subvenciones con las que se compran los sindicatos, como a los jerárquicos comités de empresa. Las decisiones, la información, las propuestas, la discusión y las acciones que afectan al conjunto de la plantilla, se deben debatir y decidir en igualdad de condiciones en las asambleas de empresa o centro de trabajo donde todas las trabajadoras son iguales y tienen voz y voto. Así se garantiza decisiones tomadas por todas las personas afectadas y se permite y favorece la participación.

Y como forma de organización y lucha, la CNT-AIT defiende las secciones sindicales, que son las agrupaciones de personas afiliadas a un sindicato en una empresa. Las secciones sindicales legalmente tienen las mismas armas sindicales (huelga, conflicto colectivo, firma de convenios, denuncias…) que un comité de empresa, pero no pueden decidir en nombre de toda la plantilla, pues tampoco queremos hacer eso. La plantilla sólo puede decidir en asamblea y nadie debería imponer sus intereses en su nombre.

No te pedimos el voto ni que delegues y confíes en nosotras. Confía en ti, afíliate, organízate, lucha y decide por ti misma, entre iguales, sin dirigentes liberados, sin subvenciones -con plena autonomía-, para defender tu puesto de trabajo, tus intereses –que nadie va a defender si tú no lo haces-, y para combatir este sistema genocida y ecocida por uno más humano y racional, gestionado colectivamente y al servicio de toda la sociedad, y no de una minoría poderosa e insaciable.

O votas, callas y reproduces el sistema, o dejas de tragar y te organizas para cambiar las cosas. Afíliate y lucha en la CNT-AIT.

Grupo de Acción Sindical

CNT-AIT

Versión en valenciano:

El sindicalisme va nàixer de les antigues societats gremials de resistència i suport mutu com a organització obrera en defensa dels interessos de la classe treballadora per millorar les condicions laborals, per lluitar contra el sistema capitalista, i per assolir una societat més justa per a les classes productives, alienades, dependents de la classe capitalista i condemnades a la misèria o a la precarietat en la seua gran part.

El capitalisme va fer us de la repressió (patronal, policial, judicial, penitenciària o paramilitar) per a combatre el sindicalisme. Sindicalistes, que a més, com a classe treballadora, depenien per a subsistir del capritx dels capitalistes de donar-los treball o no i pagar-los o no.

No obstant això, ni així aconseguien acabar amb les reivindicacions obreres. El capitalisme és un conflicte permanent d’interessos entre classes antagòniques: la part que s’emporten els capitalistes ho cobra de menys la classe productiva, i al contrari. En economia bàsica: beneficis i costos, beneficis empresarials i despeses variables, que així és com es denomina en economia capitalista a les persones treballadores.

En aquestes condicions pròpies del sistema capitalista, de tirania del capital sobre el treball, sempre hi haurà, en major o menor grau una lluita o protesta obrera, mentre la gran part de la societat depenga d’un salari, que ni tan sols té garantit, haja de vendre la seua vida, el seu temps, força, coneixements i intel·ligència per a produir per a un tercer que s’apropia del fruit del treball, del qual no tenen cap control, ni del que produeixen, ni per a qui, ni com, sovint intoxicant-se a si mateix, o contaminant el planeta sense poder fer res per a evitar-ho, fabricant objectes de consum inútils, o que a vegades, encara que els produïsca, mai els podrà gaudir.

Amb l’aparició dels règims “democràtics”, on la població governada legitima a l’Estat triant els seus propis amos polítics, el sistema capitalista va entendre els grans avantatges que li anava a reportar el sistema electoral/parlamentari si aconssegia traslladar-lo al món sindical. Per això, totes les “democràcies” capitalistes han imposat aquest sistema al món laboral amb les particularitats i denominacions concretes de cada país.

Al cap i a la fi, es tracta de l’estratègia de “divideix i venceràs”: el capitalista en lloc d’enfrontar-se a tota la seua plantilla, els obliga a triar una persona delegada sindical, o varies persones (comité d’empresa, si l’empresa o el centre de treball té més de 50 empleats). Est@s delegad@s tindran una sèrie de privilegis: hores sindicals remunerades que no hauran de treballar (podent estar fins i tot completament alliberats de treballar), protecció enfront de l’acomiadament i posseiran en exclusiva el dret d’informació i de decisió sobre el conjunt de condicions laborals que afecten a tota la plantilla, i que per llei (igual que en el parlament polític) només ells posseiran en nom de totes.

Per descomptat, les hores sindicals (en funció del número de plantilla) i les subvencions o recursos amb els quals es dota als sindicats, poden augmentar en funció del grau de satisfacció que l’empresa tinga amb les accions d’aquests sindicats subvencionats, igual que succeeix amb els suborns o favors als delegats triats. Recordem la màxima de “el poder corromp”, i la patronal sap complimentar bé, perquè recursos no li falten.

D’altra banda, amb aquest sistema d’eleccions i comités d’empresa, es divideix i enfronta als sindicats que presenten candidatures electorals, perquè hauràn de competir amb la resta pels vots i les places en el comité d’empresa, per a no desaparéixer o perdre recursos (alliberats i subvencions, ja que les subvencions estatals es reparteixen en funció del nombre de delegats obtinguts). La convenient unitat obrera i sindical per a aconseguir pressionar a l’empresa, que té tot el poder de decisió, queda trencada en una batalla entre sindicats per assolir el poder..

Així es burocratitza inexorablement als sindicats que participen d’aquest sistema: els dirigents sindicals són retribuïts, per a pagar els seus salaris requereixen de subvencions, i aquestes al seu torn depenen del nombre de delegats triats. Tots els sindicats que reprodueixen aquest joc, per descomptat també la CGT, tenen “comercials” que es dediquen a captar persones perquè es presenten amb les seues sigles i poder cobrar les conseqüents subvencions.

No obstant això, l’efecte més perniciós per a la classe treballadora, i per això el més desitjat pel capitalisme en aquest model sindical, és el de buidar de sentit el sindicalisme: si ja hi ha un comité d’empresa encarregat de “defensar-me”, de “preocupar-se” per les condicions de treball i de decidir en el meu nom, i per això els votem i per a això tenen els seus alliberats, hores sindicals, etc., per a què m’he d’organitzar, afiliar, interessar o preocupar per això? S’arriba a l’extrem que molt sovint ni tan sols els delegats de personal o membres de comité d’empresa per un determinat sindicat estan afiliats.

I la minoria que encara vulga lluitar per mantindre o millorar les condicions de treball, sovint s’ha d’enfrontar al comité d’empresa, perquè tota la informació i el poder decisió estan en el seu poder. Per això, per norma general, els comités es presten a signar acomiadaments col·lectius, rebaixes salarials, convenis regressius, tolerar il·legalitats… La informació i el poder decisori és a les seues mans i no en el conjunt de la plantilla, i la minoria amb poder és fàcil de ser pressionada, coaccionada o comprada per l’empresa, de la qual no deixen de ser assalariats.

En últim terme, els sindicats subvencionats als quals pertanyen els delegats dels comités d’empresa, reben enormes subvencions de les empreses i de les diferents organitzacions patronals, i és difícil mossegar la mà que dona menjar, i dels quals depenen la gran part dels seus recursos i amb els quals poder continuar mantenint als dirigents sindicals alliberats.

En suma: les eleccions sindicals i els comités d’empresa usurpen el poder de decisió del conjunt de la plantilla sobre les seues condicions de treball i la seua pròpia ocupació, en favor d’una minoria privilegiada i fàcil de corrompre o fer xantatge per part de l’empresa, permetent la pèrdua de drets i els acomiadaments col·lectius; divideixen i enfronten als sindicats per la caça del vot i dels delegats en els comités, alhora que els burocratitzen i fan dependents de les subvencions de l’Estat i la patronal; i no menys important, aqueixa pràctica de delegació desmoviltza la classe taballadora i la lluita sindical.

Per tot això, la CNT-AIT sempre s’ha oposat tant a les subvencions amb les quals es compren els sindicats, com als jeràrquics comités d’empresa. Les decisions, la informació, les propostes, la discussió i les accions que afecten el conjunt de la plantilla, s’han de debatre i decidir en igualtat de condicions en les assemblees d’empresa o centre de treball on totes les treballadores són iguals i tenen veu i vot. Així es garanteix decisions preses per totes les persones afectades i es permet i afavoreix la participació.

I com a forma d’organització i lluita, la CNT-AIT defensa les seccions sindicals, que són les agrupacions de persones afiliades a un sindicat en una empresa. Les seccions sindicals legalment tenen les mateixes armes sindicals (vaga, conflicte col·lectiu, signatura de convenis, denúncies…) que un comité d’empresa, però no poden decidir en nom de tota la plantilla, perquè tampoc volem fer això. La plantilla només pot decidir en assemblea i ningú hauria d’imposar els seus interessos en el seu nom.

No et demanem el vot ni que delegues i confies en nosaltres. Confia en tu, afília’t, organitza’t, lluita i decideix per tu mateixa, entre iguals, sense dirigents alliberats, sense subvencions, amb plena autonomia, per a defensar el teu lloc de treball, els teus interessos que ningú defensarà si tu no ho fas, i per a combatre aquest sistema genocida i ecocida en favor d’una societat més humana i racional, gestionada col·lectivament en benefici de tota la societat, i no d’una minoria poderosa i insaciable.

O votes, calles i reprodueixes el sistema, o deixes d’engolir i t’organitzes per a canviar les coses. Afíliate i lluita en la CNT-AIT.