«Alcoi, Capital de la Internacional». Por Álvaro G. Marhuenda. «CES Alacant Obrera»

«Alcoi, Capital de la Internacional». Por Álvaro G. Marhuenda. «CES Alacant Obrera»

Siglos de luchas nos contemplan.

A propósito de la designación de Alcoy en diciembre de 1872 como sede del Consejo de la Federación Regional Española [FRE], de la que se cumplen el 150 aniversario, nos detendremos en algunas de las estrategias de lucha que emplearon los internacionales alcoyanos, contribuyendo a dar comienzo a una nueva etapa del movimiento obrero.

El punto de partida lo situamos en junio de 1872, cuando se presentaron en Alcoy varios trabajadores valencianos que, en principio, no se diferenciaban de los muchos que venían atraídos por la creciente demanda de mano de obra en el textil, el papel o el metal.. Sin embargo, al frente de este grupo de obreros de diferentes oficios estaban el fundidor Vicente Fombuena Roig o el albañil Rafael Puchades, éste último miembro del Consejo Federal, con sede en Valencia.

Es de reseñar, que se utlizó una táctica de incursión que luego sería generalizada en el seno del anarco-sindicalismo español. En un principio ocultaban su condición de Internacionales, ya que su prioridad no era la verborrea política, como hacían los republicanos; sino demostrar que eran trabajadores como ellos y entender las causas de fondo del estancamiento organizativo.

No tardaron en darse cuenta que aun no había prendido la idea de la Internacional entre las obreras y obreros alcoyanos. Como en tantos otros lugares, la mayoría eran republicanos, pero solo unos pocos eran socialistas. Esto sucedía con la Sociedad Mutua de Protección de Tejedores de Lana, cuya asistencia al Congreso fundacional de Barcelona, junio de 1870, había resultado infructuosa. Ni habían cumplido su palabra de reformar sus estatutos para ingresar en la AIT, ni habían asistido al II Congreso de la FRE celebrado en Zaragoza a mediados de abril de ese año 1872. De hecho, ningún delegado de Alcoy asistió a dicho certamen.

Tras advertir el marasmo orgánico en el que se encontraban, Fombuena, Puchades y el resto del grupo se dedicaron en las semanas siguientes a establecer contactos individuales y reunir a los más convencidos, revelando en ese momento su identidad real y planteando la posibilidad de resolver sus problemas más acuciantes. Para ello era preciso organizarse en el seno de la FRE, que había depositado muchas esperanzas en los proletarios alcoyanos.

Haciendo honor a su larga historia de luchas sociales, las alcoyanas respondieron y la Federación Local fue fundada por fin a mediados de julio. Podría decirse que la labor de los comisionados valencianos fue decisiva; y como si hubieran logrado sacar el tapón político que impedía el libre desarrolló de secciones, fueron agrupando a papeleros, tejedores, cerrajeros, carpinteros, tintoreros….

La que estaba llamada a ser una de las Federaciones más importantes de la FRE contaba ya con unos 1.200 federados a comienzos de septiembre, momento en que se abrió un primer local en la calle Forn del Vidre, nº 6, 3º; de donde salieron las primeras comisiones de papeleros que recorrieron las comarcas cercanas, fundando secciones en Cocentaina, Benilloba, Muro, Tibi, Ibi, Bañeres, Bocairent….

Coincidiendo con las primeras huelgas planteadas en octubre por fundidores y carpinteros, llegó a Alcoy reclamado por los obreros locales, el destacado propagandista Tomás González Morago, animador del periódico internacionalista El Condenado y factótum del crecimiento de la Federación Alcoyana.

Venido directamente de centro-europa, donde había asistido a los Congresos de La Haya y Saint Imier, Morago protagonizó una serie de actos multitudinarios a modo de presentación de la AIT que se celebraron en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, y alguna que otra reunión privada con finalidades más orgánicas. Por así decirlo, Morago fue la lengua de fuego que prendió la llama de la internacional alcoyana, y por ello los federados locales le designarían por aclamación como su delegado para el próximo congreso nacional, previsto para finales de año en Córdoba.

Lo que venía a significar todo esto, es que la clase obrera alcoyana había alcanzado la mayoría de edad, y que una nueva etapa se iniciaría ras la celebración en Córdoba del III Congreso de la FRE, tras la designación de la joven Federación Alcoyana como sede de la AIT española.

Situar la capitalidad de la FRE, la federación nacional más grande de toda la AIT, en una población de tamaño medio como era Alcoy, no deja de ser chocante.

Todo indica que la elección obedecía a la necesidad de descentralizar el organigrama de la FRE, hasta entonces muy dependiente de las Federaciones de las grandes capitales, con las complicaciones y los riesgos que ello suponía. Así, Alcoy reunía las condiciones idóneas para solventar alguno de los problemas que sufría la FRE, ya que llevando el Consejo Federal a un enclave obrero de tamaño medio como Alcoy, se evitaban en buena medida las persecuciones policiales, al alza en las grandes capitales desde que se declarara ilegal la AIT en España, enero de 1872.

Además, dado el carácter netamente proletario de la Federación Alcoyana, se dificultaba la reproducción del cisma abierto en urbes como Madrid, Barcelona o Valencia, donde  predominaba una composición más heterogénea en el seno de las federaciones -obreros, artesanos y burguesía republicana-.

Controversias a parte, el fulgurante desarrollo de la Federación Alcoyana, no solo se debió a la valiosa labor desempeñada por Fombuena, Morago y otros tantos aun desconocidos, sino a la existencia de un terreno bien abonado por la larga experiencia acumulada por los alcoyanos a lo largo de todo el siglo XIX.

Parece lógico pensar, que si Fombuena y sus camaradas llegaron a Alcoy con un mandato del Consejo Federal con sede en Valencia, y que la ciudad del Serpis fue luego la elegida como sede central de la FRE, todo ello obedeciera a una estrategia ideada para convertir a Alcoy en una especie de laboratorio proletario de la región española; un modelo experimental que sirviera de referente para otros enclaves industriales dispersos de tamaño medio, que a la postre era el caso más frecuente en la península ibérica.

Justo tras la clausura del Congreso de Córdoba a comienzos de enero de 1873, llegaban desde Valencia a la capital alcoyana los delegados Severino Albarracín, Francisco Tomás y Miguel Pino, quienes  se unieron a Fombuenatesorero de la Federación Local, al tejedor José Seguí Valls y al papelero Rafael Abad Aura. Todos ellos conformarían el nuevo Consejo Federal.

Durante aquella primera mitad del año, los obreros alcoyanos se sintieron lo suficientemente fuertes para afrontar sus primeras batallas sindicales. Los papeleros consiguieron coordinar fábricas y molinos de toda la comarca, y las victorias se sucedían: dos huelgas ganadas en Alcoi, una en Benilloba, una en Cocentaina, dos en Enguera…

Fue el tiempo de las manifestaciones grandiosas, donde millares de alcoyanas y alcoyanos recorrían las calles formando una multitud compacta, en la que no se diferenciaban más que los estandartes y las banderas de cada oficio. Y el momento de la celebración de debates públicos, donde los republicanos eran incapaces de contrarrestar los argumentos demoledores de Albarracín o Fombuena…

La implantación del Consejo Federal en Alcoy tuvo finalmente, otra consecuencia, que fue el trasvase de republicanos federales al campo de la Internacional, tan defraudados con la la revolución de 1868 como deslumbrados por los principios socialistas.

Todo ello desembocaría en la llamada Revolución del Petroleo, en julio de ese año 1873; aunque eso es otra historia que guardamos para una próxima ocasión.

Alvaro G. Marhuenda-CES Alacant Obrera

+ info: https://alacantobrera.com/2022/07/04/alcoi-capital-de-la-internacional-la-ciudad-del-buen-acuerdo/